miércoles, 7 de noviembre de 2012

LOS VALORES PERDIDOS

LA FALTA DE ÉTICA AL COPIAR EN EXÁMENES, ¿se convertirá en un hábito en la vida profesional? por Carlos Carlos Ernesto Arriaga Becerra

Chuletas 1

Hace unos años estuve dando clases en una universidad importante en la ciudad de México, mis alumnos eran de las carreras de derecho, administración y contaduría principalmente, y variaban de 1º. hasta octavo semestre. El problema era que la materia que impartía para muchos de ellos no tenía interés o relación con la profesión que deseaban ejercer, estaba tratando de enseñarles un segundo idioma.
Hubo algunos que se esforzaron por aprender, pero la mayor parte buscaba tan solo aprobar la materia de la manera más fácil y sencilla posible; hubo incluso uno que me dijo francamente que no le interesaba la materia,  que no le encontraba ningún uso, que como iba a ejercer su carrera de derecho en México no necesitaba hablar inglés, y que solo estaba tomándola porque era un requisito para titularse, por lo que me pedía que lo aprobara con la calificación mínima solo para cumplir el requisito. Creo que mi respuesta no fue lo que él esperaba, ya que le dije que entonces estudiara el mínimo indispensable para obtener dicha calificación, y después se olvidara del asunto si así lo deseaba. Al final eso hizo, y aprobó el semestre con una calificación de 7 sobre 10.
Pero eso no es lo que me asombró, lo que más me preocupó, fue que la mayor parte de los alumnos trataran de aprobar no con base en sus conocimientos adquiridos, sino basados en engaños:
Hubo quien me presentó el mismo trabajo del semestre anterior alegando que era nuevo, como si yo no pudiera reconocerlo; hubo otro que presentó una traducción hecha con un software gratuito de Internet, por lo que el trabajo era muy malo y cualquier profesor del idioma, por malo o nuevo que fuera se daría cuenta de inmediato; el mismo alumno a la siguiente clase me presentó un trabajo excelente, que se notaba a leguas había sido hecho por un traductor profesional, y que estaba más allá de su capacidad y conocimientos; hubo trabajos de copy/paste de Internet, y durante los exámenes trataban de copiarse unos a otros o de libros cuadernos y acordeones como si fueran niños de secundaria.
No todos mis alumnos ni todos mis grupos fueron así, pero si era una parte importante la que se comportaba de esa manera.
La última clase, mientras entregaba las calificaciones finales, platiqué con ellos, y les hice ver todo lo que había pasado en el semestre; y sin decir nombres repetí todas las faltas que pude recordar. Algunos lo tomaron a broma, pero busqué que pensaran en su futuro, en el futuro de su país y de sus familias; y como su actitud, si no cambiaba ahora, no lo haría fácilmente durante su vida profesional. Varias cosas que les dije: ¿ustedes pondrían su vida en juego con un abogado que engañó y obtuvo un título pero no tiene los conocimientos necesarios?, o ¿dejarían que un contador o administrador sin moral llevara la contabilidad de su negocio?
También les dije que creía que de mis enseñanzas, la más importante no era el idioma, sino los valores morales que ellos ya deberían mostrar, ya que no eran que aún no saben la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto, sino hombres que deberían poner ejemplo y que eran el futuro de nuestro país.
No sé si lo que les dije esa última clase tuvo algún efecto en ellos o no, pero espero que al menos los haya puesto a pensar, y si uno solo de ellos cambió su forma de ver las cosas, consideraré que valió la pena.
Esto me llevó un poco más allá, a tratar de entender que pasaba con la educación cívica en nuestro sistema educativo, y pude ver que ya no se considera como algo primordial, y se relega a segundo término, en cambio cuando mi generación estuvo en primaria y secundaria, era una materia por demás importante y se nos enseñaba o reiteraba lo que en nuestras casas ya se nos había inculcado.; sin embargo, actualmente no es así, hubo incluso uno o dos años en que la materia se eliminó del plan de estudios de la secundaria por parte de la Secretaría de Educación Pública, aunque por suerte ya se volvió a incluir.
Aunque el problema inicia en casa, y en la escuela no se puede sustituir la enseñanza de los padres, creo que debemos hacer nuestro mejor esfuerzo para cambiar la tendencia de las nuevas generaciones a buscar la salida rápida y el dinero fácil, sin importar si sus acciones son morales/ lícitas. Tal vez sería bueno que las clases de civismo y ética no terminaran en el bachillerato, y se siguieran como parte de la formación universitaria en todas las carreras, y no solo en aquellas de las que forma parte esencial como el derecho.
Si alguno de ustedes lectores es maestro, trate de inculcar estos valores en sus alumnos, aunque no sean parte de su materia de estudio. No quisiera que la respuesta a la pregunta del título fuera un si.

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