TEMA Nº 8
EL CLIMA PUEDE
AUMENTAR LOS DELITOS
Andreas Lohmeyer que dirige el
departamento de lucha contra el crimen en la Policía de Hamburgo. Trata de
descubrir cómo el clima afecta a ciertos delitos.
Su idea no es
nueva, desde el medievo la Ley de los Frisios había establecido una
penalización dependiente del estado del tiempo: “Unas ciertas condiciones
climáticas aumentan las posibilidades de ciertos delitos”.
También el
filósofo francés Barón de Montesquieu propuso en 1748 que las leyes debían
guiarse por el clima, porque las condiciones atmosféricas tenían efectos
diversos sobre las personas. Especialmente el viento del este, escribía
Montesquieu, tenía consecuencias fatales: llevó a muchos ingleses al suicidio.
Voltair
incluso mencionó el tiempo como causa de la caída de dos gobernantes ingleses:
Karl I no hubiera sido decapitado ni Jakob II hubiera sido depuesto de no ser
por los “devastadores efectos” del viento del este.
A finales del
siglo XIX, el profesor italiano Cesare Lombroso comparaba las revoluciones y
disturbios que se dieron entre 1791 y 1880, y dedujo de ello un “claro máximo veraniego”.
El psiquiatra forense alemán Gustav Aschaffenburg calculó en 1913 que en el mes
de junio “se producen muchos actos lascivos, y en julio delitos sexuales de
todo tipo”.
Hoy en día, el reporte meteorológico
se tiene en cuenta en el trabajo de la policía. Los reglamentos del servicio
requieren incluso que el clima se considere en las evaluaciones policíacas.
También las escenas del crimen cambian sustancialmente según la influencia del
tiempo. ¿Pero se pueden extraer conclusiones definitivas sobre si el criminal
estuvo influenciado por las condiciones atmosféricas?
Lohmeyer ha cotrastado innumerables
datos meteorológicos con estadísticas criminales. Tiene a su disposición
doscientas variables atmosféricas, distribuidas en base a la hora, para cada día
de los últimos veinte años. “Esto supone fácilmente unos 36 millones de datos,
más 175,000 documentos de las estadísticas criminales de la policía”, explica
el criminólogo.
Algunos tipos de delitos son más
susceptibles a las condiciones meteorológicas que otros. Por ejemplo, delitos
de robo, fraude y drogas no están especialmente influenciados por el tiempo. En
cambio, los actos de brutalidad con agresiones personales aumentan con el
calor, dice Andreas Lohmeyer. Según él, se puede calcular de forma más o menos
exacta, aunque es sólo una estadística. “Por cada aumento de un grado Celsius
sube el número de delitos en un 0,7 por día”.
Teniendo en cuenta el día de la semana
y la cantidad de horas de luz solar, se puede calcular que en un domingo
caluroso de agosto pueden darse hasta 82 actos de brutalidad. En un martes gris
y frío de marzo, el número desciende a 51. Una significativa diferencia.
También los delitos sexuales aumentan
en frecuencia en días calurosos. El dicho de que “cuando hace calor, es más
peligroso para las damas” no es nuevo, pero ahora está confirmado
científicamente.
LA
CRIMINALIDAD EN RELACIÓN Al, TIEMPO.
Los delitos
que cometen al aire libre son favorecidos por un tiempo caluroso; por
ej.: hurtos de carteras y peleas en fiestas populares, actos exhibicionistas,
etc.
Las
estaciones, la semana, el día y la noche.
Las estaciones.- Operan sobre
la criminalidad a través de alteraciones sociales, por ejemplo, en el invierno la necesidad de
vestidos y alimentos mejores se presentan en momentos en que muchas actividades
económicas declinan, (ej. Venta callejera, helados, refrescos, piscinas etc.),
lo que puede llegar a la comisión de delitos contra la propiedad.
Es cierto que
los delitos contra la propiedad aumentan en invierno, y los delitos violentos y
contra las personas alcanzan su ápice en el verano, en los periodos de mayor
calor. Los delitos sexuales experimentan sus alzas máximas y mínimas en el
límite entre la primavera y el verano.
La Semana.- La delincuencia
aumenta los sábados y domingos y, en ciertos países incluso el lunes, en nuestro
país, costumbre de varios gremios, seguir la farra. Una explicación es que el
organismo se halla agotado, cargado de toxinas, más propicio a la
irritabilidad, en días en los frenos inhibitorios se relajan; hay más
actividades sociales (bodas, cumpleaños, paseos etc.) son mayores y más
frecuentes, reuniones donde hay más oportunidad para los delitos violentos,
sobre todo por consumo de más alcohol, droga etc.
Día y la noche.- Hay delitos
que suponen el contacto social, la actividad laboral plena, como sucede con la
estafa, las defraudaciones al físico, o sea de día.
La mayor parte
de los delitos de muerte, robos, violación de domicilios, etc., se dan durante la
noche.
Criminalidad urbana y rural.
Hay más
criminalidad urbana y que rural, los delitos graves más o menos igual en ambas
áreas y más variedad de delitos en las ciudades.
Más delitos de
fraudes, estafas, fabricación y expendio de estupefacientes, etc. en la ciudad.
En cambio hay delitos típicamente rurales, como el abigeato.
La
delincuencia urbana es de tipo predominantemente fraudulenta, mientras la rural
predominantemente violento.
Las causas que
pueden explicar la mayor criminalidad urbana, son que en la ciudad ha destruido
o relajado los vínculos familiares y vecinales, que en el campo aún se mantiene;
en la ciudad más movilidad, más cercanía para imitar las conductas criminales, más
posibilidades de profesionalizar el delito, la ciudad es fértil en roces
sociales y ofrece mayor tentación por la esperanza de la ocultación y del
anonimato, aumentan las necesidades, con la posibilidad de no ser satisfechas,
las bandas infantiles y juveniles son fenómenos urbanos
Las áreas de delincuencia
En los barrios se forman bandas, juveniles; no solo por la pobreza, por lo
poco atractivo, sino de la carencia de lugares de recreo, donde niños y
adolescentes pudieran dar salida normal a sus energías.
También la
poca vigilancia de los padres, pues es frecuente que ambos se vean obligados a
trabajar y dejen a sus hijos poco menos que abandonados.
Habitación y movilidad
La influencia que la habitación ejerce
sobre la criminalidad, se presenta por ejemplo, cuando la habitación carece de
sol y luz, aire y comodidades, por causa de pobreza, los niños y adultos no
suelen considerarlas como verdadero hogar, no les parece atractiva, para pasar
la mayor parte del tiempo, cuando salen de la escuela y del trabajo, por eso
buscan la calle: los adultos prefieren la taberna o amigos y dejan de ejercer
próxima vigilancia sobre los niños.
Los niños,
jóvenes, prefieren la calle, la banda,
las aventuras a un hogar que casi los expele de sí por sus condiciones. Al
mismo tiempo hay que anotar que la habitación estrecha conduce a la
promiscuidad, fuente de malos ejemplos y hasta de delitos, sobre todo sexuales.
En cuanto a la movilidad, puede
decirse que cuanto mayor es, más delitos provoca, la movilidad se refiere a las
personas que cambian realmente de residencia.
El incremento
de criminalidad puede explicarse por la movilidad personal y familiar; implica
la carencia de un centro fijo con la insuficiente inestabilidad personal y
familiar, los inmigrantes deben buscar en cada lugar al que lleguen un nuevo
ajuste cultural, el que se logra después de roces muy variados, si la migración
tiene causas económicas, los recién llegados son vistos con malos ojos por los
trabajadores establecidos, pues traen consigo la competencia. Las dificultades
de adaptación se acrecientan cuando entre los grupos establecidos y los
inmigrantes existen grandes diferencias de idiomas, nacionalidad, costumbre,
etc.
No hay comentarios:
Publicar un comentario