Hace unos días, en alusión al opositor Jorge Quiroga,
el Fiscal General disparó: “No me voy a referir a cadáveres políticos”. Con el
humor de serie televisiva mexicana que lo caracteriza, Tuto denunció desde
Estados Unidos: “Me está amenazando de muerte”.
La Razón / Exeni
00:05 / 10 de noviembre de 2013
Hace unos días, en
alusión al opositor Jorge Quiroga, el Fiscal General disparó: “No me voy a
referir a cadáveres políticos”. Con el humor de serie televisiva mexicana que
lo caracteriza, Tuto denunció desde Estados Unidos: “Me está amenazando de
muerte”. ¿Se imaginan si el Fiscal le decía, por ejemplo, como elogio, “animal
político”? Tuto se declararía, en plena OEA, un “perseguido zoológico”. Hay
recreo para rato.
Pero, sin duda, lo
más ocurrente en el periplo de Quiroga por Washington es su presentación como
(pre)candidato presidencial para las elecciones de 2014. Vaya sorpresa. Aunque
no hay información fidedigna sobre la (auto)proclamación, el heredero de Banzer
reafirma que está habilitado. Lo que no sabe es con qué. Su agrupación Podemos,
esa sí, es un cadáver. ¿Y su cuna ADN? Un zombi. Tendrá que injertarse en algún
frente amplio.
Otros que
anuncian/quieren pero no tienen “instrumento” son los varones-jopo de la
manfredumbre. Nueva Fuerza Republicana (NFR), fiscales abstenerse, está
enterrada.
Y Fuerza Republicana
Federal (FRF) ni siquiera nació —fue archivada— por falta de firmas. Para
rematar, su vocero-activista, el senador Antezana, ya no podrá viajar al norte
para reunirse con su jefe, pues tiene arraigo marca misil. Y no es cuento
chino.
Desde Brasil, en
tanto, el exhombre fuerte del Comité Cívico cruceño Branko Marinkovic lanza un
curioso pedido para “cuidar el voto” y “unir a los bolivianos”. Es evidente que
su condición de prófugo de la Justicia le sienta bien. Ahora no alienta el
separatismo ni la toma violenta de instituciones. Asegura también que quiere
volver, pero no todavía. Quizás más adelante, con su amigo Róger. Para el
fiscal no es una osamenta
política, sino un extraditable.
Por si faltara
alguno, desde su guarida inmobiliaria en Miami, el principal acusado de
comandar la masacre de la “guerra del gas”, Carlos Sánchez del Caín, manda
mensajitos en clave de amenaza: “Soy un perseguido político (sic)…; en cuanto
las condiciones lo permitan seré el primero en retornar a mi país”. Jura el
fugitivo Chulupi que está haciendo un posgrado en política. Ya le dijeron que
su materia favorita es “cómo ser una lacra”.
Hay cadáveres
políticos.
Ay, cadáveres
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